Deporte en la oficina

Ejercitarse con frecuencia no solo aumenta el bienestar al reducir el estrés en nuestro cuerpo, sino que también mejora la concentración. Y esto, en el trabajo, se traduce en una mayor productividad. Convence a tu jefe de que la oficina y el gimnasio son compatibles e incorpora a tu jornada de trabajo una nueva rutina de ejercicios. Cambia la silla de oficina por una pelota de pilates para entrenar el abdomen y trabajar la musculatura de la espalda. Con el fitball podrás mejorar la postura corporal y despedirte de los dolores de espalda y de cervicales. Ejercita las piernas o los brazos con unos pedales estáticos. Este accesorio de gimnasia ocupa mucho menos espacio que una elíptica o una bicicleta estática, por lo que lo puedes colocar cómodamente debajo del escritorio y empezar a pedalear. Fortalece los dedos, las manos y los antebrazos con un entrenador de pinzas, por ejemplo, cuando tengas que leer emails o asistir a una larga videollamada. Aumenta tu resistencia con un juego de bandas elásticas. En lugar de las espalderas del gym, puedes usar la puerta del despacho para sostener las gomas. Mejora la coordinación y alivia el estrés con un saco de boxeo. Te recomendamos elegir un inflable para poder guardarlo fácilmente y que ocupe poco espacio en tu lugar de trabajo. Además de utilizar estos productos de fitness durante tu jornada, puedes complementar tu actividad física yendo en bici al trabajo o bajándote dos paradas de metro antes para hacer el resto del trayecto caminando. ¡Tu salud te lo agradecerá!
Por Beatriz Gamas González