Salvar las plantas

Primeros auxilios para plantas moribundas - Causas y consejos

¡Ayuda, mi planta se está muriendo!

Algunos de nosotros tenemos esta imagen grabada en la mente: hojas flácidas con bordes marrones, que luego se vuelven completamente marrones y caen al suelo. El espectáculo que tenemos ante nuestros ojos no es el deseado: lo que queda de nuestra querida planta es sólo un tallo desnudo.
¿Tú también perteneces a ese grupo de personas, a las que incluso un cactus u otra planta suculenta se les muere al cabo de unas semanas? Entonces es hora de reflexionar sobre las causas que han llevado a esta situación. Para remediar este problema, hemos intentado enumerar algunas de las razones más comunes por las que mueren las plantas y explicarte si tu joya verde aún se puede salvar.
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1) Riegas la planta con demasiada frecuencia

Muy pocas plantas necesitan agua en abundancia. Probablemente tus intenciones sean buenas, pero regar en exceso es tan perjudicial para la planta como hacerlo en escasez. Si la planta permanece demasiado tiempo en el agua, las raíces ya no pueden absorber oxígeno y empiezan a pudrirse. Para evitar este disgusto, puedes utilizar una maceta con agujeros en el fondo para que el exceso de agua pueda drenarse sin problemas. Además, la mayoría de las plantas de interior no necesitan volver a regarse hasta que la tierra esté completamente seca.

2) La planta recibe demasiada o muy poca luz

Colocar un cactus en un rincón oscuro del piso no es una buena idea. Sin embargo, hacer lo contrario no significa que salga bien. Por ejemplo, tu palmera enana mexicana no te estará nada agradecida si la colocas frente a la ventana bajo un sol abrasador. Por lo tanto, vale la pena conocer de antemano el lugar ideal para colocar una planta determinada.

3) Tu planta necesita una maceta más grande

Las plantas suelen tener una maceta demasiado pequeña en el momento de la compra. Cuando las raíces llenan toda la maceta, la planta ya no absorbe suficientes nutrientes y empieza a asfixiarse. En este caso, recomendamos trasladar la planta de una maceta a otra más grande. O, si observas que las raíces están creciendo fuera de la maceta, es una clara señal de que tu plantita necesita una nueva casa.

4) La tierra está demasiado suelta

Cuando traspases la planta a una maceta más grande, recuerda presionar bien la tierra. Así te asegurarás de que las raíces queden bien cubiertas. De lo contrario, las raíces recibirán demasiado aire y aparecerán pequeños agujeros que pueden llenarse de agua. Esta situación puede provocar la pudrición de las raíces, que matará a la planta.

5) La planta recibe demasiados o muy pocos nutrientes

Una medida que debe tomarse a menudo para garantizar que la planta reciba la nutrición adecuada es cambiarla de maceta con regularidad. De hecho, si su tesoro verde permanece demasiado tiempo en la misma tierra, no obtendrá suficientes nutrientes. También puedes abonar tu planta, pero evita hacerlo con demasiada frecuencia, ya que podría ser perjudicial a largo plazo. Por lo general, en el envase del abono se indica con qué frecuencia debes utilizarlo.

6) A tu planta no le gusta las corrientes de aire

Es bien sabido que ventilar la casa con frecuencia es importante para que entre aire fresco y evitar el moho en las paredes. Sin embargo, es aconsejable no dejar la planta expuesta a corrientes de aire y colocarla en un lugar resguardado antes de abrir puertas y ventanas.

7) El ambiente es demasiado seco

A muchas plantas les gusta la humedad elevada. Sin embargo, encender la calefacción en invierno puede causar problemas, ya que el aire se vuelve demasiado seco. Por eso, te recomendamos que no coloques la planta cerca de la calefacción y le pongas un cuenco con agua. También puedes colgar uno de nuestros prácticos humidificadores en el radiador. Para las plantas que necesitan mucha humedad, recomendamos rociarlas con agua por la mañana y por la noche.

8) Elección incorrecta de las plantas

Puede ocurrir que las plantas compradas no sean adecuadas para tu hogar y, por tanto, no puedas ofrecerles la ubicación adecuada en tu casa. En este caso, es importante informarse sobre las características de las plantas antes de comprarlas.

9) Has tenido mala suerte

Por desgracia, no todos tenemos talento para la jardinería. Pero a veces no se puede evitar. Por ejemplo, puede ocurrir que tu planta ya estuviera enferma cuando la compraste.

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¿Cómo se salva una planta que se marchita?

Llegados a este punto, lo más probable es que ya te hayas dado cuenta de por qué sufre tu planta. Pero no todo está perdido. Todavía hay una posibilidad de salvar tu tesoro verde. Mientras haya savia en los tallos y el interior esté verde, aún hay esperanza. Sin embargo, si los tallos se rompen inmediatamente y están marrones por dentro, ya no hay nada que hacer. ¿Los tallos siguen verdes y húmedos? Entonces puedes proceder de la siguiente manera:

1) Retira las hojas y tallos muertos

Si la planta no se encuentra bien, hará lo necesario para salvar lo que pueda salvarse. Por lo tanto, también intentará devolver la vida a las hojas y tallos muertos. Esto supone un gran gasto de energía para tu planta, lo que puede empeorar aún más la situación. Por lo tanto, te aconsejamos que elimines los tallos y hojas muertos para que la planta pueda centrar su atención en los tallos sanos.

2) Observa de cerca las raíces de la planta

Observa las raíces de tu planta de interior. ¿Tiene raíces podridas? En otras palabras, ¿parecen flácidas y tienen un color marrón oscuro en lugar de blanco o beige? Retira la planta de la maceta y deja que las raíces se sequen. En este caso, un periódico puede ser muy útil, ya que extrae la humedad de las raíces. Después, retira con cuidado las raíces dañadas y coloca la planta en tierra fresca.

3) Coloca tu planta en un cuenco con agua

¿Tu planta lleva tiempo sin recibir suficiente agua? Se nota por la sequedad de la tierra y la caída de las hojas. En este caso, hay que actuar de otro modo. Coloca la planta con su maceta interior en un cuenco con agua. Así la planta absorberá toda el agua que necesita. A continuación, deja escurrir bien la maceta antes de volver a colocarla en su sitio.

4) Cambia la ubicación de tu planta

¿No sabes cuál puede ser el problema? Considera la posibilidad de trasladar tu planta a un sitio mejor, donde reciba más luz, por ejemplo, o donde esté más alejada de la calefacción. Averigua de antemano qué necesita tu planta. Con estas pequeñas medidas, esperemos que nada se interponga en el camino del bienestar de tu planta.

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